domingo, 12 de noviembre de 2017

EN DICIEMBRE



Mírenla.
Ella encarna su propio paisaje
las voces del juego de los niños
y un poco por qué no
también la lluvia.


Ella es del color
de los sueños con el agua del color
del agua con sueños de volver a ser sed.
Ella es sonido.
El sonido su voz
un rugir o algo así
de su piel
le alcanza para ser
un solo paso.


Ella es movimiento.
Me mira como quien oye nevar
o lo imagina
mientras su cuerpo tiembla como un cristal.
Se me acerca
y acaricia
a la luz con su cintura
a mis deseos
con la misma luz.


Ella camina
segura de encontrarme al final
del horizonte
de su piel
aliento
atento a la espera
de consumar su presencia.

viernes, 10 de noviembre de 2017

EN LA MITAD - DIEGO TECHEIRA



En su nuevo libro, Diego Techeira aborda, tal como lo hiciera en "Los mitos del movimiento", la temática erótica, pero renovándola, apostando a una expresión que trascienda lo meramente físico, sin negarlo: el contacto concebido como territorio de comunión que integra dos cuerpos pero también el espacio entre ambos. 






viernes, 3 de noviembre de 2017

CUANDO LA LUZ - Iván Mederos




Cuenta regresiva

“Creo que el mundo se acabó
hace seis días”.
Ellos iban y venían,
y agregó después:
“Creo que el mundo
hace cinco días...”.
Y empañó las tres ventanas
con una lágrima sola y flaca,
repartida en dos penas
como el pan del mendigo.
Cruzó la pierna y suspiró
mientras le daban la medicina...
Esa fue la última vez que ella
mascó los labios, palpó la vida.

lunes, 16 de octubre de 2017

WASHINGTON BENAVIDES - Cómo y cuándo lo conocí.

Caras y Caretas: homenaje a Washington Benavides. (Clic sobre la imagen)
Caras y Caretas: Homenaje al Washington Benavides
(clic sobre la imagen)

UN DATO IMPRECISO de lo que escribí para CARAS Y CARETAS
allí puse que conocí a Washington Benavides a mis 15 años. En una entrevista que Nelson Caula me realizó cuando edité "La Voz y el Conjuro", señalé que lo conocí a los 12. 
La memoria se va tornando imprecisa con los años (cosa que sucedía incluso al Bocha, con lo retentivo que era y parece ser una característica de toda su generación).
Pude recordar, sin embargo, un hecho que me posibilita saber el año exacto de mi vínculo con el poeta y cuál fue la oportunidad.
En su programa "Canto Popular" de CX 30, La Radio, gané en un concurso el primer disco de Larbanois-Carrero, que acababa de salir. Era el año 1979; yo tenía 12 años. Fue a partir de setiembre de ese año que me vinculé más, cuando transmitió sus programas desde la Feria Internacional del Libro que se instalaba en el Subte Municipal. A partir de entonces, empecé a visitar la radio cada domingo para pasar toda la mañana allí, en el entrepiso del Salvo (espacio en que supo estar también la revista Caras y Caretas, hasta hace relativamente poco). En el año 80 (con 13 años) empecé a borronear supuestos textos para canciones, pero cuando el Bocha me prestó la antología poética de González Tuñón editada por Losada (para entonces yo lo visitaba también en su casa, pues yo vivía en la calle Vilardebó, a pocas cuadras de la misma), la lectura del poeta argentino me impuso tomarme la poesía como un serio y riguroso trabajo de creación. Para mediados de ese año mis textos eran tal vez casi igual de impresentables, pero más imaginativos, independientes, además, de toda pretensión musical ajena a la interna del texto en sí. Ya no los hacía depender de una guitarra, debían defender su condición poética por sí mismos. Empecé también a leer mucho para aprender, para superarme cada vez más. Benavides y González Tuñón son, pues, los cimientos de este servidor como creador... y la música (también "mi madre", se podría decir), la que me dio el impulso original.



domingo, 8 de octubre de 2017

Y BIEN SAÚL - Walter Ortiz y Ayala




Y BIEN SAÚL...             


Y bien, saúl, jugada ya tu carta decisiva
(no sé si bien o mal pero no importa)
yaces detrás de todo lo oscuro lo triste
de viejos atavismos que moldearon tus máscaras
de más allá
                        de más allá de todo
pueblos ciudades arteras maquinarias
de los rostros y versos que poblaron tu mundo
saúl ya te apartaste
                                       terminó la función
ya se dobló la hoja con tu firma final
saúl no existes ya se acabó tu mundo
la crispación nerviosa de tu canto
ya se acabó
                        y el muchacho que eras el que vino
furiosísimo y tierno Homo-Ciudad cantabas
nuestro caos cantabas
                                               y bien saúl
ya tus ojos no embisten los desalmados muros
de un hospital de sombras su pozo de alimañas
ya no bajas a los infiernos infiernos donde anduvo
tu corazón poblado de alaridos
tu cabeza poblada de medusas
                                               ya estás libre saúl
por fin a salvo de tanta pesadilla acumulada
como un polvo feroz sobre tu tiempo
ya estás libre saúl
                                   no te persiguen
desgonzadas figuras alcohólicos fantasmas
que te dieron las llaves
del “mundo turbio” de la “casa hundida
como un gran hoyo o como un monstruo ciego”
de más allá
                        de más allá de todo
del póstumo homenaje (esa corona gris
pudriéndose de risa o de vergüenza)
de tu ingreso al panteón de la poesía
saúl al fin descansas
                                   ya se acabó la historia
ya el olvido carcome pericias y rasgos
pero saúl te digo:
                                   me queda un testimonio
te sobrevive
                        como esa helena que no muere nunca.




(WALTER ORTIZ Y AYALA)

domingo, 16 de julio de 2017

LUMÍNICAS - Aldo Solé Obaldía




                                                 Despierto temprano, aunque es domingo
                                                 Crujen en ligeras llamaradas
                                                 los vestigios de algún sueño
                                                 Palabras y postales apenas retenidas
                                                 ya son sólo cenizas
                                                 y estridentes acordes de silencio
                                                 Pero afuera el sol me llama

domingo, 11 de junio de 2017

SELVA SELVAGGIA - Washington Benavides



La “selva selvaggia” es el resultado social de la dictadura, la disolución del sentimiento de comunidad, atravesado por el abuso de unos, el desamparo de otros, por miserias y egoísmos. Un texto que bien se podría asociar en su espíritu al “Tata Vizcacha”, y que Benavides presenta diciendo: “El poeta debia ser un ojo abierto a lo que estaba sucediendo”.